sábado, 29 de junio de 2019

10 principios de Arnold Schwarzenegger para lograr ser una persona EXITOSA EN LA VIDA

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Hace poco leí el libro "Desafío total"  de Arnold Schwarzenegger, lo recomiendo mucho, especialmente para los deportistas.  Un lectura que nos habla de como Arnold se fue superando en la vida teniendo en cada etapa objetivos claros que se fueron cumpliendo, sin perder la disciplina de cada cosa que él hacia, de todo  quiero mencionar los 10 principios de Arnold para lograr ser una persona EXITOSA EN LA VIDA:

1. Nunca dejes que el orgullo te impida aprender algo nuevo.

2. No pienses demasiado.  Si no paras de pensar, la mente no se relaja. La clave reside en dejar que tanto la mente como el cuerpo floten, de modo que, cuando tengas que tomar una decisión o afrontar un problema con ímpetu, dispongas de toda tu energía. Eso no significa que no tengas que usar la cabeza, pero una parte de nosotros tiene que pasar por la vida de forma instintiva. Pensar demasiado es lo que nos impide dormir por la noche: la cabeza trabaja a toda prisa y no podemos desconectarla.

3. Olvídate del plan B. Para ponerte a prueba y crecer tienes que actuar sin una red de seguridad. Mis índices de popularidad bajaron mucho en 2004 debido a las iniciativas electorales que había anunciado, donde les pedíamos permiso a los votantes para refinanciar la deuda de quince mil millones de dólares. Nuestros expertos en el presupuesto ya se estaban frotando las manos.

—¿Qué vamos a hacer si estas iniciativas fracasan? Necesitamos un plan B.

—¿Por qué adoptar una actitud derrotista? —les dije—. Si no hay plan B, entonces el plan A tiene que funcionar. Acabamos de anunciar las iniciativas. Podemos hacer muchas cosas para acercarnos a la meta.

4. Puedes recurrir a un humor indignante para ajustar cuentas.


5. El día tiene 24 horas. Una vez di una charla en un aula de la Universidad de California y un estudiante levantó la mano y se quejó:
—Gobernador, necesito más ayuda financiera. Usted está aumentando mucho las matrículas.
—Lo entiendo, es difícil, pero ¿qué quieres decir con que están aumentando mucho? —le pregunté.
—Que ahora tengo que trabajar medio día.
—¿Y qué hay de malo en eso?
—¡Tengo que estudiar!
—Vamos a resolver esto. ¿Cuántas horas vas a clases?
—Dos horas un día y tres horas otro día.
—¿Y cuántas horas tienes que estudiar?
—Tres horas diarias.
—De acuerdo. Hasta el momento veo seis horas un día y siete horas el otro, incluyendo las horas de viaje. ¿Qué haces con el resto del tiempo?
—¿Qué quiere decir?
—Bueno, el día tiene veinticuatro horas. ¿Alguna vez has pensado en trabajar más? ¿Tal vez en tomar más clases en lugar de desperdiciar tu vida?
La clase se sorprendió al escuchar esto.
—¡No estoy desperdiciando mi vida! —dijo el estudiante.
—Claro que sí. Estamos hablando de seis horas diarias. El día tiene veinticuatro horas, así que te quedan dieciocho. Tal vez necesitas seis horas para dormir. Así que si tu trabajo de medio día es de cuatro horas, todavía tienes tiempo para salir, bailar y beber. ¿De qué te quejas?

6. Repeticiones, repeticiones y más repeticiones.

7. No culpes a tus padres. Han hecho todo lo posible por ti y, si te han dejado problemas, ahora son tuyos y deberás resolverlos. Tal vez tus padres fueron demasiado protectores: te dieron mucho apoyo y ahora te sientes necesitado y vulnerable en el mundo. No los culpes por eso. O tal vez fueron demasiado duros.

8. Hay que tener cojones para construir.
Siempre he idolatrado a Gorbachov por el valor que se necesita para desmantelar el sistema político en el cual uno creció. Sí, la Unión Soviética tenía problemas financieros y, sí, Reagan gastó más que ellos y se quedaron acorralados en una esquina. Sin embargo, siempre me ha asombrado que Gorbachov tuviera las agallas para aceptar el cambio en lugar de seguir oprimiendo a su pueblo o entablando batallas con Occidente. Le pregunté cómo lo había logrado después de haber sido adoctrinado durante toda su vida para ver el comunismo como la solución a todos los problemas y tras alcanzar un liderazgo en el partido, en el que siempre tenía que mostrar pasión por el sistema. Era como si alguien que ha sido obeso toda su vida de repente baja su peso a la mitad. ¿Cómo pudo ser tan abierto de mente?
—Durante toda mi carrera —dijo—, siempre pensé que cuando llegara a la posición más poderosa arreglaría el sistema y lo haría funcionar. Pero cuando llegué allí me di cuenta de que era hora de seguir adelante. La única manera de que las cosas funcionaran era conociendo a alguien o pagando bajo cuerda. Entonces, ¿qué sistema teníamos? Había llegado el momento de desmontar todo el asunto.

9. Ocúpate de tu cuerpo y de tu mente. Uno de los primeros consejos que se me quedaron grabados fue algo que decía Fredi Gerstl,
hablando de Platón: «Los griegos inventaron los Juegos Olímpicos, pero también nos dieron a los grandes filósofos. Tenéis que cultivar al máximo lo físico, pero también la mente».  Me di cuenta de que la mente es un músculo que también nos conviene entrenar, de modo que decidí ejercitar la cabeza y espabilarme. Fui como una esponja y empecé a absorber todo lo que me rodeaba. El mundo se convirtió en mi universidad y me surgió la necesidad de aprender, de leer y de asimilarlo todo.
En el caso de las personas que triunfan con la inteligencia, ocurre lo contrario: tienen que hacer ejercicio físico todos los días. Clint Eastwood hace ejercicio hasta cuando dirige e interpreta una película. Dmitri Medvédev trabajaba muchísimas horas cuando era presidente de Rusia, pero tenía un gimnasio en su casa y hacía ejercicio durante dos horas todos los días. Si los líderes mundiales tienen tiempo para hacer ejercicio, nosotros también.

10. No pierdas el entusiasmo. Busca con avidez el éxito, establecer una marca, que te vean, que escuchen hablar de ti y tener influencia. Y, a medida que vas mejorando y triunfando, procura mantener también el entusiasmo por ayudar al prójimo.
No te duermas en los laureles. Hay demasiados exatletas que se pasan la vida hablando de lo estupendos que eran veinte años antes. Sin embargo, hay personas como Ted Turner, que, después de dirigir la empresa de carteles publicitarios de su padre, fundó la CNN, organizó los Juegos de la Amistad, crio bisontes, vendió carne de bisonte y obtuvo cuarenta y siete títulos honoris causa. A eso me refiero cuando hablo de no perder el entusiasmo. Bono empieza como músico; más adelante compra música de otros compositores y después se esfuerza en luchar contra el sida y en crear empleo. Anthony Quinn no se conformó con ser solo una estrella de cine. Quería hacer algo más. Empezó a pintar y sus lienzos se han vendido por centenares de miles de dólares. Donald Trump convirtió su herencia en una fortuna diez veces más grande y después tuvo un programa de televisión por cable. Sarge recorrió el mundo hasta que murió, siempre ávido de nuevos proyectos.







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